A todos nos toca un pellizco de la Lotería de Navidad, aunque ninguno de nuestros décimos resulte agraciado o simplemente no hayamos comprado, ya que el Estado recauda cada año el treinta por ciento de las ventas y, descontados los gastos, los beneficios pueden rondar los mil millones de euros.
El valor total de la emisión es de 3.800 millones de euros, de los que el setenta por ciento se dedica a premios (2.300 millones de euros), mientras que el resto es para gastos de gestión y administración y para el Tesoro Público.
Restados esos gastos, que suponen el cinco por ciento, la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (LAE) ingresa el veinticinco por ciento restante, unos 900 millones, aunque la cifra no puede precisarse hasta que no se cierran las ventas, horas antes del sorteo del 22 de diciembre.
Pero además de lo que ingresa directamente el Tesoro Público durante el proceso de ventas, éste puede ser doblemente agraciado si entre los billetes que se devuelvan a Loterías figura alguno de los números premiados.
En ese caso, el cobrador del montante del premio sería también el Estado, a través de la cartera de Economía o de Hacienda, es decir, algo nos debería tocar a cada uno de los contribuyentes.
Además, el Sorteo Extraordinario de Navidad de 2021 será aún más rentable para "todos", porque algunos de los premios pagarán impuestos. De hecho, solo están exentos de tributar los premios inferiores a 40.000 euros.